REMODELACIÓN Y NUEVAS IMÁGENES PARA LA BORRIQUITA(ENTRADA EN JERUSALÉN)DE LA HERMANDAD DEL AMOR DE SEVILLA

En la Semana Santa de 2014 se estrena esta remodelación del conjunto escultórico de la Entrada en Jerusalén de la Hermandad del Amor de Sevilla incluyendo dos imágenes nuevas(mujer y niña hebrea) cuyo encargo está determinado por dicha reestructuración y por expreso deseo de la Junta de Gobierno.
Al realizar in situ y sobre el paso la redistribución de las imágenes, el primer planteamiento que llevo a cabo es retrasar la Imagen del Señor ya que desde finales de los años 70 va en la cabecera del paso seguido del pueblo y los Apóstoles, y no siendo recibido por ellos. Hasta esos años la El Señor y la burrita iban del candelabro lateral hacia atrás como así lo atestigua todo el material fotográfico ya que era recibido por hombres y niños del pueblo realizados por Juan de Astorga, cuyas figuras masculinas desaparecieron quedando sólo los niños. Es cuando  Juan Abascal realiza a finales de los años 70 las imágenes del judío llamado «Guaringo»y la mujer llamada»Amparito» en honor a su modelo, además de otros dos niños hebreos. Estas imágenes del hombre y la mujer se realizaron para ir delante del Señor recibiéndolo pero al ser muy voluminosas las recolocaron en el paso, pasando todos a seguir al Señor por detrás;»Amparito» en el costero izquierdo y «Guaringo» en la trasera mirando hacia arriba,lo que lo dejaba completamente perdido en la composición ya que no era posición y ubicación para la que se creó.
La inquietud de la Junta de gobierno era recuperar la estampa del Señor recibido por el pueblo(mujer y niños) y seguido por los Apóstoles Pedro Juan y Santiago como lo describe el Evangelio.

 
 
 
(Paso con las nuevas Imagenes de Juan Abascal en la delantera)
 

El pueblo le tiraba los mantos a su paso y lo recibía con palmas y ramas de olivo mientras sus discípulos lo escoltaban siguiéndolo.Ése es el planteamiento que sigo a la hora de la reestructuración, pero teniendo en cuenta que retrasar en exceso al Señor le resta visión. Para ello lo coloqué en el espacio que se comprende entre candelabro delantero y lateral para que se vea perfectamente y durante más tiempo cuando el pasa ante nosotros.Además lo alcé 15 cm. para que no se viera hundido. Probamos a «Amparito» en la delantera y tapaba en exceso al Señor. Propuse hacerle un candelero con una postura más genuflexa, pero la Junta de Gobierno declinó esa opción y decidió a encargarme la nueva mujer, con un tamaño y postura más adecuado para que no tapase al Señor,y la figura de la niña ya que en la nueva composición se daba el hueco. La figura del «Guaringo» se intentó recolocar pero igualmente la Junta decidió eliminarlo del paso limpiándose así la visión trasera del paso en la que ahora, se ven los tres Apóstoles perfectamente, tal y como iban antiguamente.

La nueva mujer y la niña establecen una composición maternal junto a uno de los niños antiguos realizados por Juan de Astorga que ella, la madre, acerca con su mano derecha hacia el Señor mientras con su mano izquierda tira el manto para que Jesús lo pise. La niña nueva, mira a la madre indicado con su manita derecha a Jesús, como queriendo decirle»Él es el hijo de Dios que viene a redimirnos por Amor». Jesús es recibido por la alegría de los niños, como todo ese cortejo de nazarenitos blancos, tanto los que le acompañan con túnica como los demás sevillanos que somos como una más de esos niños cuando la Borriquita pasa ante nosotros.
Ahora el paso tiene un sentido piramidal en la delantera que siempre nos lleva a Jesús, escoltado por los Apóstoles en una composición en la que, desde todos los ángulos, podemos contemplar a cada una las imágenes del paso.

Las nuevas obras, realizadas en madera de cedro y policromadas al óleo, responden al carácter naturalista de mi estética teniendo en cuenta que habían de funcionar con el resto del conjunto, donde hay tantos autores distintos pero que, ayudados por la elegancia de los ropajes, juegan armónicamente y se integran perfectamente.
Matizar que para la niña tomé de modelo a Manuela Caro Quifes, una niña de cuatro años hija de unos amigos míos que respondía perfectamente a la dulzura y expresividad que quería imprimir a esta imagen, en cuyos ojos dejo patente mi admiración y devoción por la mirada  que  el escultor Sebastian Santos imprimió a la de su Cristo de la  Sagrada Cena de Sevilla,;una expresión absolutamente espiritual que me inspiró al semblante de una mirada limpia y sincera de una niña que contempla y comprende que quien está junto a ella es el Hijo de Dios mismo.Estas imágenes se utilizan para el Belen de tamaño natural que instala la Hermandad en la Iglesia del Salvador, utilizando a la mujer hebrea como Virgen del Nacimiento.

Este encargo me valió el PREMIO DEMÓFILO de las Artes permanentes de la Semana Santa de 2014, suponiendo para mí un punto de inflexión en mi carrera, y una emoción grandísima de tener una obra importante en la Semana mayor de Sevilla y en una Hermandad de la categoría de la del Amor.